El acoso escolar y el bullying siguen siendo un desafío pendiente en las instituciones educativas. Aunque existen protocolos y recursos para proteger a los menores, los recientes casos que han sacudido a la sociedad, como la trágica muerte de una menor a raíz del acoso sufrido en el colegio al que asistía en Sevilla, ponen de manifiesto que aún quedan brechas por cerrar. Uno de las organismos de prevención más conocidos en España es la Fundación ANAR.
Esta institución trabaja desde hace años para detectar estas conductas a tiempo y ofrecer apoyo integral a los menores afectados. Su labor abarca tanto a las víctimas como a quienes ejercen conductas de acoso, siempre con un enfoque educativo y preventivo.
Desde Ayuda.Social.es hablamos con Diana Díaz, directora de las líneas de ayuda de Fundación ANAR, quien detalla cómo identificar las señales de riesgo en niños y adolescentes, el papel crucial de la familia y los centros educativos, y los mecanismos más efectivos para garantizar entornos seguros y libres de violencia.
- Entrevista a Diana Diaz, Directora de las líneas de ayuda en la Fundación ANAR
- ¿Cuáles son las principales señales de riesgo que pueden indicar que un niño, niña o adolescente está sufriendo maltrato, abuso o una situación de vulnerabilidad?
- ¿Qué papel desempeñan los colegios y las instituciones educativas?
- Desde Fundación ANAR, ¿cómo se aborda la atención al agresor cuando también es menor de edad? ¿Qué estrategias se utilizan para reconducir conductas violentas o inadecuadas?
- ¿Qué mecanismos de prevención considera ANAR más eficaces para evitar situaciones de violencia, acoso o abuso entre menores?
- ¿Cómo funciona generalmente el trabajo de la Fundación ANAR para con la prevención del acoso escolar?
- Sobre la persona entrevistada
ENTREVISTA A DIANA DIAZ, DIRECTORA DE LAS LÍNEAS DE AYUDA EN LA FUNDACIÓN ANAR

A lo largo de la entrevista, Diana Díaz nos explica cómo identificar las señales de riesgo de acoso escolar en menores y la importancia de la intervención temprana de familias, centros educativos y profesionales para protegerlos y prevenir la violencia. También aborda la atención a agresores menores y los mecanismos de prevención más eficaces para entornos seguros.
AySoEs-. ¿Cuáles son las principales señales de riesgo que pueden indicar que un niño, niña o adolescente está sufriendo maltrato, abuso o una situación de vulnerabilidad?
Cuando los adultos del entorno identificamos estas señales de alerta —como retraimiento, aislamiento o falta de interés en relacionarse socialmente— debemos actuar con serenidad y apertura al diálogo. Desde la familia, los padres o tutores deben iniciar una comunicación tranquila y cercana, mostrando preocupación y cariño. Es fundamental escuchar al menor atentamente, contener nuestras propias emociones y permitir que nos cuente lo que le está sucediendo sin miedo a ser reprendido.
“Escuchar al menor es clave para intervenir eficazmente ante cualquier situación de riesgo.”
Diana Díaz, Fundación ANAR
Desde esta conversación sincera, podemos ofrecer apoyo y transmitir un mensaje de aliento: los problemas se pueden resolver, y existen vías de solución. En el caso de situaciones escolares, es importante informar al centro educativo. Primero al tutor y, si es necesario, a jefatura de estudios o dirección. También se pueden involucrar otros organismos especializados según el caso. Si el acoso escolar está confirmado, el centro debe activar sus protocolos para investigar, valorar a todas las partes implicadas —tanto víctimas como agresores— y trabajar con las familias involucradas. Todo esto permite tomar medidas rápidas para detener la violencia y asegurar que los menores no vivan con miedo en el entorno escolar”.
AySoEs-. ¿Qué papel desempeñan los colegios y las instituciones educativas?
El papel de los centros escolares es clave, porque son observatorios privilegiados: los menores pasan muchas horas allí, lo que permite identificar indicios de maltrato, tanto intrafamiliar como escolar. Las señales incluyen aislamiento, cambios de actitud, variaciones en el estado de ánimo y caída en el rendimiento académico.
Cada vez más, los docentes reciben formación emocional para detectar estas señales y actuar adecuadamente. La formación de todos los profesionales que trabajan con infancia —incluyendo pediatras y médicos— es fundamental. Además, los centros escolares disponen de protocolos de acoso escolar que deben activarse ante cualquier indicio, colaborando con recursos externos según sea necesario. También se analiza si el acoso es presencial o mediante ciberbullying. Cada caso es único, pero la intervención temprana es crucial.
“Detectar señales de riesgo a tiempo puede salvar a niños y adolescentes.”
Diana Díaz, Fundacion ANAR
AySoEs-. Desde Fundación ANAR, ¿cómo se aborda la atención al agresor cuando también es menor de edad? ¿Qué estrategias se utilizan para reconducir conductas violentas o inadecuadas?
Cuando hablamos de menores agresores, la atención es muy diferente a la de adultos violentos. Es importante proteger a todos los menores implicados y valorar tanto a la víctima como al agresor. Muchas veces, el acosador puede estar en situación de riesgo: puede haber sufrido acoso previamente, vivir en un entorno violento o estar expuesto a modelos de violencia a través de pantallas.
El primer paso es escuchar al menor agresor, ayudarle a reflexionar sobre su conducta y entender cómo ha llegado a esa situación. La violencia nunca está justificada, pero los adultos y la familia son clave para educar en valores: tolerancia, igualdad y respeto a las diferencias. La intervención busca reconducir estas conductas cuanto antes y garantizar que el menor pueda desarrollar relaciones respetuosas.

AySoEs-.¿Qué mecanismos de prevención considera ANAR más eficaces para evitar situaciones de violencia, acoso o abuso entre menores?
La prevención requiere actuar en varios niveles. La familia es fundamental: desde las primeras etapas, debe educar en valores, respeto a las diferencias, igualdad y tolerancia. Además, es esencial mantener una actitud receptiva y abierta cuando los hijos presenten un problema, creando espacios de diálogo para hablar de desafíos y soluciones.
“El acoso escolar afecta a todos: víctimas, familias y sociedad.”
Diana Díaz, Fundación ANAR
Los centros escolares también son clave: deben contar con formación para iniciar protocolos de intervención, impartir talleres y campañas preventivas, y asegurar que las escuelas sean espacios libres de violencia. En nuestros programas educativos, los alumnos aprenden sobre los tres roles en el acoso escolar: víctima, agresor y espectador. Este último tiene un papel crucial, ya que puede acudir a los canales de ayuda para frenar la situación. La prevención busca generar entornos tolerantes y seguros, recordando que la violencia escolar afecta a todos: víctimas, familias y sociedad en general.
AySoEs-. ¿Cómo funciona generalmente el trabajo de la Fundación ANAR para con la prevención del acoso escolar?
La Fundación ANAR ofrece orientación psicológica, jurídica y social inmediata para menores o familiares preocupados por acoso escolar o cualquier otra situación de riesgo. Nuestro equipo de psicólogos realiza una valoración individualizada y cuenta con más de 400 horas de formación teórico-práctica. Además, trabajan en coordinación con abogados y trabajadores sociales para garantizar un acompañamiento integral. Por otro lado está el Teléfono/Chat ANAR de apoyo, que funciona 24 horas y 365 días al año.
El proceso incluye tres niveles de actuación: exploración profunda de la situación del menor, derivación a recursos profesionales si es necesario, y, en casos de grave riesgo, activación inmediata de protocolos de emergencia con fuerzas y cuerpos de seguridad o servicios de emergencia como el 112. Nuestro objetivo es garantizar la protección del menor y ofrecer soluciones rápidas y eficaces.
SOBRE LA PERSONA ENTREVISTADA
Diana Díaz es directora de las líneas de ayuda de la Fundación ANAR, organización dedicada a la protección de la infancia y adolescencia. Con amplia experiencia en orientación psicológica y social, Diana coordina los equipos que atienden a menores en situaciones de riesgo, incluyendo casos de acoso escolar, maltrato y vulnerabilidad. Su trabajo se centra en la detección temprana, la prevención de la violencia y la intervención integral, abordando tanto a las víctimas como a los agresores con un enfoque educativo y de acompañamiento.


